martes, 1 de junio de 2010

Ademas de Vietnam, tu corazón.

Mientras buscabas poder atacar lo peor de ti con milicias de alegría, algunos de tus mejores soldados eran traicionados por su avaricia. Dejándote expuesto a errores humanos.
Era una guerra dura eh infiel, traicionera.
Desplegada en un campo de batalla interior, donde cualquier bala perdida va a parar al corazón.
Mientras luces de esperanza eran ahogadas por el polvo de explosiones monstruosas, o robadas antes de su ejecución, para dar energía a armas cada vez más poderosas.
Y la gloria en tu pecho te nubla los ojos, te venda el alma y te hace desvalorizar a los que una vez amaste.
Guerra donde el enemigo tiene a Ego, siendo el soldado culpable de perversas estrategias. Donde intentan neutralizarte con jugadas sucias, que distraen a tu ejército de jovatos veteranos vencidos.
Y de pronto te sorprendes aun más. Te abandonan tus mejores y más ejemplares valores. El soldado Fiel, el general Respeto, y la humana Amistad.
Con la pérdida de tan nombrados cabecillas, otros que permanecían ocultos en tu lado más oscuro, toman el poder. La piloto Lujuria, el cabo Puerto Perdido, el ciego comandante Ocio.
Asumiendo que el cambio de poder esta proclamado, ya nada queda por hacer.
Es un hecho que vencidos en una guerra sin códigos terminamos y para no morir en el intento, lo hacemos unidos al enemigo. Convirtiéndonos en personas indeseables, con fuertes guerras en nuestro interior.












......................................................................................_ José Ignacio G.C.

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