miércoles, 20 de octubre de 2010

Alejados Paraísos

Se encuentran paraísos, donde sin buscar, aparecen inoperantes mediadores del día, con suaves silbidos chillones, aparentemente extraviados en lo profundo del aburrimiento, doblemente enajenado por el rojo de la tela acomodada como tapiz de alta costura al costado de un clásico calzado. Y frente a los ojos del justificado pecador, se muestra una imagen digna de los más sensibles cuadros de artistas, que mezclaban tintas con sentimientos y viceversa, para lograr atrapar ese exacto lapso de tiempo como para dejar lucir la perfecta sonrisa del can y liberar de una forma poética la alegría del sano rizo platinado. El escape casi perfecto del atrevimiento extremo, al oasis rítmico del silencio mezclado con el aire. Gracias por hallarte tan lejos. Escondido entre los ojos del tirano y el abismo silencioso del edificio sagrado.
Aquí no perturbaran tu bien ganada reputación de santo.








......................................................................................_ José Ignacio G.C.

martes, 5 de octubre de 2010

Pequeños parabrisas

Yo fui pequeño también, si bien no fui presionado sentí presiones. Las cuales con el tiempo te vas dando cuenta existen a lo largo y ancho del todos los días. Trabajo, dinero, cuentas; Todo te lleva al extremo, mucha tensión. Es el momento que se genera al tener que rozar cada día con distintas formas de ver la vida, a veces con distintas edades, o sin importar las edades, las ideologías que aunque en el mismo lugar son tan diferentes, que aunque distintas se debe aprender a entender. Quizás a veces se nesecita ser en tercera persona. Salirse del encerrado cuerpo y mirar las cosas desde otro punto de vista. Una vista en tercera persona. Decir yo estoy aquí, aquí esta él, allí ella, acá mamá, en el sillón papá, sin importar las palabras que choquen en ese momento. Sin importar los ruidos contaminantes. Nada. Solo tu y lo que te rodea, visto desde una perspectiva un poco fría, que es totalmente necesaria cuando se te notan arrugas en la cara a los quince años. Cuando te sientes superado, ¡ahí para!, presiona ese botón mágico que solo tu puedes accionar y salta de ti hacia el techo, atraviésalo si es necesario para alejarte del ruido y vuela para ver las cosas mas claras. Quizás en tu vuelo recuerdes que quieres ser cuando seas grande, o cuando sea el momento justo para serlo. Haz que este momento de paz que generaste sea venidero para tu integridad mental, que sirva de paño mojado, con jabón y olor rico, que limpia suavemente polvo quizás barro que te impide ver claramente por tus pequeños parabrisas. A veces te cuento, me sorprendo de lo bueno que puede ser tener la capacidad de ver, parar, analizar y luego entender, que todo es como yo lo veo, y que puedo modificar esa visión con solo tomar unos pocos vuelos de paz.












......................................................................................_ José Ignacio G.C.