Hubo un día que me marcó.
Bajaste del cielo para afirmar creencias que yo no valoraba desde que nací,
creando en mí una confianza mayor a la que imaginé podia tener,
de la cual me serviré para afrontar la búsqueda de una sola persona.
Solías llevar alas transparentes, escondiéndote así entre la muchedumbre.
Casos sin resolver bajo tu brazo, afrontándolos uno a uno y con gran destreza.
Siempre poseedora de una sonrisa, de un ego imperativo, de una nacionalidad humana.
Y aun sueles llevar mis sueños de un lado a otro a cada momento,
porque en los momentos que por atracción te rozo,
mi cuerpo de gozo olvida donde dejó mi alma de juguete.
....................................................................................._ José Ignacio G.C.
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